Friday, December 28, 2007

La relación entre el rock argentino y las discográficas multinacionales

Divulgado por la juventud que buscaba salir de las estructuras de una sociedad conservadora, el primer rock nacional se caracterizaba por la necesidad de difundir ideales sin importar las ambiciones económicas. Hoy gran parte de ese espíritu se considera muerto y al rock se lo ve como una mercancía cada vez más rentable.

Para cualquier banda nacional, la dicotomía entre firmar contrato con una discográfica o permanecer editando discos de forma independiente, siempre ha sido una constante: se ha hablado de si las empresas multinacionales tienen algún poder sobre los artistas, si limitan su creatividad y si dicho poder lleva a los músicos a abandonar su lugar de creadores para transformarse en un producto.

Sin embargo, a la banda Ojas, del Gran Buenos Aires, editar su primer álbum en 2007 a través de Sony/BMG, le permitió difundir su música por todo el país, rodar un video clip y sonar en las principales radios. Estas oportunidades habrían resultado difícilmente alcanzables de forma independiente. Según Pablo Retamero, encargado de guitarras de la banda, la discográfica no controla su creatividad de ninguna forma.

El escritor y periodista Miguel Grinberg explica en su libro Como vino la mano: “No creemos que las empresas discográficas sean en verdad los malos de esta película. Son un negocio como cualquier otro, que a veces ha estado en manos de los individuos menos indicados: nada más. Actualmente, eso sí, no están esforzándose para abrir las compuertas a una nueva generación.”

Si las discográficas más importantes avalan a aquellos grupos que presentan una música que ya ha tenido éxito comprobable en el pasado, la repetición de viejas fórmulas es algo inevitable. De esto habla Cesar Pradines, crítico musical de La Nación, cuando dice que hoy no hay un rock creativo y que, lo que se muestra, es muy recurrente a los 60 pero con menos ideología. Y, aunque opina que el rock ya dio todo lo que podía dar y ahora solo sobrevive repitiéndose a sí mismo, agrega: “Esto también se debe a aparatos publicitarios que fomentan la reiteración y terminan extinguiendo a la música”.

El guitarrista de Ojas no está de acuerdo. Para él hay mucha música que sigue manteniendo la búsqueda constante como forma de expresión, y pone de ejemplo a bandas que fusionan el rock clásico con maquinas o programaciones del siglo XXI. En donde sí está de acuerdo con el crítico musical es en la falta de ideología del rock actual: “En algunos casos creo que el rock argentino está completamente perdido: hay pocos mensajes además de ‘tomate una birra’ y ‘fumate un porro’. Nosotros no estamos de acuerdo con eso. Tampoco somos completamente políticos, pero sí dejamos ver nuestra idiosincrasia”, dice Retamero.

Ya en 1987, antes de la explosión que generó el CD en el mercado musical, Marcelo Fernández Bitar hablaba en su Historia del Rock en Argentina del debate acerca de cómo mantener la pureza cuando el rock es un acontecimiento masivo que mueve mucho dinero. En el balance final del libro se explica: “En un momento donde el mercantilismo dice presente, lo que valen son las intenciones, ya que no hay grupo alguno que no sea "comercial" o mantenga virgen la pureza prima. Después de todo, el rock siempre estuvo dentro del Sistema, tan sólo no se lo reconocía.” La esperanza del autor se deja ver entre las líneas: mientras en algún lugar haya un músico difundiendo su ideología, el rock seguirá existiendo.

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