Monday, July 14, 2008

Acá están los pistols

Johnny Rotten con su cara de "no sé dónde estoy parado pero sí sé para qué" escupe los versos (o no versos) de Anarchy in the UK y las 42 personas que miran al escenario entienden, entienden ese algo que contradice. En el Lesser Free Trade Hall de Manchester, las 42 personas que observan a los Sex Pistols saben que han encontrado ese algo que tenía que aparecer en ese momento determinado. Y saltan. 42 personas saltan bajo la influencia de una batería que suena horriblemente cuadrada, una guitarra que no sale de los tres o cuatro acordes, un bajo crudo y un cantante arrogante que no canta sino que escupe las palabras. 4 de junio de 1976: era el momento, era el lugar.

La banda había existido desde 1972 con varios nombres distintos, pero fue recién en 1976, cuando se le unió Johnny Rotten, que se rebautizaron Sex Pistols. La primera gran banda del movimiento punk nació como contraparte de un rock progresivo que ya había ocupado demasiado espacio desde finales de los 60: Pink Floyd, Jethro Tull o Yes con su experimentación y sus conceptos y sus instrumentos orientales no servían para calmar a los adolescentes furiosos que despertaban del gran sueño de paz y amor y ácido lisérgico que había fracasado y muerto con el fin de la década.

¿Y a quién le importaba que varias discográficas les rescindieran el contrato por alguna “declaración polémica” o por agarrárselas contra la sagrada monarquía británica? ¿Y a quién le importaba que alguien se quejara de los violentos disturbios que causaban los conciertos de esos tipos? Si en 1977 los Pistols sacaban Never Mind the Bollocks, Here's the Sex Pistols, y su único LP pasaba a la historia como uno de los grandes hitos del Punk.

¿Y a quién le importaba la censura? ¿Y a q
uién le importaba que Rotten se fuera de una banda que no duró ni cinco años? Al carajo las pelotas: acá están los Sex Pistols.


2 comments:

MSR said...

Yo te veo futuro en la Rolling Stone, eh

Ignacio E. Hutin said...

ojalá!
aunque inrockuptibles tampoco vendría mal